lunes, 2 de mayo de 2011

¿que es un holograma? II

La conciencia de la forma tanto a los diseños ocultos, a partir de diseños aún más remotos, como a la luz que brilla a través de ellos, para proyectar lo que nosotros vemos, sentimos y escuchamos. Nuestra conciencia interactúa con todas y cada una de las demás conciencias, sean ellas de seres vivientes o de los llamados seres "inanimados". Nada está dormido o muerto. Todo está "vivo". Todo tiene un propósito. Todos y todo existen en este paradigma como un sistema de apoyo de unos con otros. Su conciencia, aunque parezca conectada a la Tierra, a un cuerpo físico, puede aventurarse más allá de este universo conocido donde vivimos.
Y ésto parece indicarnos que toda la conciencia está conectada con Dios y no tiene ninguna limitación. Todo tiene conciencia de su existencia y de su propósito en la Creación.
El Dr. Karl Pribram, afamado estudioso del cerebro humano, ha acumulado numerosas pruebas de que la estructura profunda del cerebro es esencialmente holográfica. Afirma que los estudios de muchos laboratorios, realizados mediante complejos análisis de frecuencias temporales y/o espaciales, demuestran que las estructuras cerebrales ven, oyen, gustan, huelen y tocan holográficamente. Seguidamente, la información es distribuida por todo el sistema de manera que cada fragmento puede producir el informe completo. El doctor Pribram emplea el modelo de holograma para describir no sólo el cerebro, sino también el universo. Afirma que el cerebro emplea un proceso holográfico para extractar información de un campo holográfico que trasciende el tiempo y el espacio. Los parapsicólogos han investigado las energías susceptibles de generar telepatía, psicokinesis y sanación. Desde el punto de vista del universo holográfico, estos efectos surgen de frecuencias que trascienden el tiempo y el espacio; no pueden ser transmitidas. Son potencialmente simultáneas y están en todas partes. Cuando nos referimos a campos energéticos, por lo general utilizamos el término "aura". Este es un concepto arcaico que se circunscribe dentro y fuera del tiempo lineal y del espacio tridimensional. Nos cuesta separarnos de la dualidad, aún en el uso de la terminología.
Cuando nos referimos vi en "mi aura", o en "tu aura", estamos en realidad considerando una parte de un todo que es en sí mismo inseparable. Desde el marco holográfico de la realidad, cada parte del aura no sólo representa el todo, sino que, además lo contiene. La experiencia holística estará fuera del tiempo lineal y del espacio tridimensional y, por lo tanto, no será reconocida fácilmente.
Tenemos que practicar la experiencia holística para ser capaces de reconocerla. Cuando el sanador visualiza el campo energético de una persona puede observar lesiones y hasta "ver" el acontecimiento que le dió origen, porque la persona, carga con esa experiencia en su campo energético. ¿Cómo es posible? Sólo experimenta la multidimensionalidad. Fluye en ella utilizando como medio lo que ve en el aura, se sumerge en esa energía y "viaja" en el tiempo, es testigo del acontecimiento en el momento de producirse. Lo que ocurre realmente es que ingresa en dimensiones paralelas que coexisten simultáneamente, y lo que en este momento -aquí y ahora- es una lesión en el aura, en la multidimensionalidad, en el eterno presente (en lo que mi cerebro lineal consideraría el pasado, que en realidad no existe porque lo que sí existe es un presente contínuo), se está produciendo la lesión.
Para poder visualizar el interior de un cuerpo humano con distintos niveles de resolución ­como lo hacemos en la sanación con distintas técnicas-, es necesario el uso de varias dimensiones. Lo mismo ocurre cuando percibimos acontecimientos del pasado, o cuando tenemos una premonición. La meditación es una forma de trascender los límites de la mente lineal, y permite que la interconectividad se convierta en una realidad experimental.

En la actualidad nos encaminamos a un período de intensos cambios. Si los físicos aprenden la forma en que actúa esa conectividad instantánea, cabe pensar que aprenderíamos a captar conscientemente nuestras conexiones instantáneas con el mundo y entre nosotros. Esto, evidentemente, revolucionaría la comunicación como en el pasado lo hizo el descubrimiento de la electricidad y el de la energía atómica, además, cambiaría radicalmente nuestra forma de interactuar.

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